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16/04/20 Compartir:

Entrevista a Hernán Contreras joven poeta y editor

Hernán Contreras (1990) es un joven poeta santiaguino y editor de Viuda Negra Ediciones y Trizadura Ediciones. Durante el año 2017 fue seleccionado para integrar la antología poética “Pánico y Locura en Santiago” de Editorial Santiago-Ander, además de ser autor de la plaquette “Proyeccciones” de La Maceta Ediciones y del poemario “Trayecto hacia algunos días” de Filacteria Ediciones, obra que tuvo una mención honrosa en el concurso internacional de poesía “Rostros” 2018 convocado por el Grupo Rostros, Colombia.

Bibliometro, siempre dispuesto a difundir nuevas propuestas escriturales o editoriales, conversó con el autor y esto fue lo que nos contó sobre sus inicios en la poesía, sobre sus influencias, el estallido social y la pandemia.

 “Así como la poesía transforma el lenguaje y los significados instantáneos de las palabras, el lenguaje puede aportar a transformar la realidad.”

Hernán Contreras

 

¿Cómo fue trabajar con Filacteria Ediciones en la publicación de tu libro “Trayecto hacia algunos días”?

Fue una experiencia completamente nueva para mí. No tenía conocimiento de lo que era el trabajo editorial: el conocerse, hablar del texto, de las motivaciones, de la estética, para luego comenzar a analizar poema por poema, verso por verso y la unidad misma del poemario. Fue un trabajo muy dedicado, fueron varias horas sentados trabajando los poemas y la diagramación del libro. Rodrigo Peralta, el director de la editorial, es de los que dedica su tiempo y energía a cada obra, además de valorar el trabajo e historia que hay detrás de ellas. Fue una bonita experiencia, ya que además de la amistad forjada, pude aprender más del oficio editorial, lo que me fue de ayuda para los proyectos editoriales en los que participo, Viuda Negra Ediciones y Trizadura Ediciones.

¿Qué autores han influido en tu trabajo?

Es un trabajo el analizarse y replantearse en cuanto al estilo, si bien creo que esa chispa del poema nace de adentro, llámenlo inspiración, motivación, etc., también tenemos estilos marcados por nuestra historia e influencias. Creo que en un principio mi trabajo se vio influenciado por poemas de César Vallejo, José Watanabe, Eliot, Lihn y Emily Dickinson. Por supuesto que uno va conociendo más poetas con el pasar del tiempo y estos van influenciando y a veces incidiendo en el curso del estilo. Podría decir que algunxs de estxs poetas son Amy Lowell, Germán Carrasco, Antonio Cisneros, Elvira Hernández, Diego Alfaro Palma y Vicente Oyarzún, por nombrar a algunos que se me vienen rápido a la cabeza.

¿De qué forma tu poesía se vio afectada por el estallido social?

Fue inevitable que poemas escritos desde el 18 de octubre no se hayan visto afectados, ya que tuve que  fijarme en el exterior al momento de escribir, el ruido ambiente, el tiempo dedicado al trabajo barrial y el transitar por las calles cambió. Hay de nosotros en los poemas que escribimos y el ritmo de nuestros días se transformó, esta vez, para bien. Por mi parte era imposible que algo que muchas personas soñábamos no nos removiera, era imposible que no se llevara gran parte de nuestro tiempo y de nuestros pensamientos. Personalmente, aunque si bien mi poesía no es explícitamente política, en algunos poemas y en particular en “Trayecto hacia algunos días” hay una crítica al abandono de las calles, los barrios y a las personas en situación de calle que este sistema ha ido generando. Y el estímulo de toda la revuelta social me llevó a escribir una plaquette de 11 poemas que repartí en Plaza Dignidad y regalé a algunas personas. Por momentos, fue muy difícil continuar con proyectos que venía trabajando de antes, y la mayor parte del tiempo se mantuvieron en pausa, aunque los he seguido trabajando hasta ahora.

¿De qué manera surgen tus textos, de manera espontánea o trabajas en torno a una idea inicial?

Hay una combinación de exterior e interior, con estímulos del ambiente que generan una sensación. Y respecto a la pregunta específica, una mezcla, creo que he trabajado ambos métodos. Muchas veces, dada ciertas sensaciones interiores, surgen versos que son la semilla del poema, y es a raíz de dichos versos, o a veces ideas, que el poema se va construyendo, eso sí, con conocimiento de hacia dónde va este, pero a la vez, sin saber qué verso o imagen llegará. Otras veces, trabajando proyectos de libros, hay una intención y una idea previa a trabajar, donde tanto las imágenes, el uso de recursos y el cuidado de la forma son los focos del trabajo poético. Los libros que he trabajado y sigo trabajando tienen de ambas formas, sin embargo, creo que con el tiempo va primando el trabajo en torno a una idea. De todas maneras, para ambos métodos, hay un proceso largo de reflexión interior para llegar a la espontaneidad de un verso o al trabajo de la forma y la imagen poética.

¿Cuándo y por qué nace en ti el gusto por la poesía?

El inicio del gusto por la poesía se debe a la impresión que tuve por las metáforas y alegorías no de un poeta, si no de un músico. Recuerdo cuando tenía más o menos 12 años y leí un cancionero de Sui Generis, lo que luego me llevó a buscar y leer las letras de Serú Girán y de Charly como solista.  Sentí fascinación por la forma encriptada en que entregaba los mensajes, como a veces hablaba al callar, como dijo Lihn: “la poesía es más bien una manera de callar”. Luego busqué poetas y versos para leer y comencé a escribir mis propios textos, los que se mantuvieron solo para mí por años. Pasaba gran parte del día solo, desde los 11 o 12 años en adelante, y creo que ese espacio de silencio y de estar conmigo incentivó la curiosidad, la profundidad de las reflexiones, el sentir las sensaciones corporales producto de ciertas ideas y sentimientos, y todo eso finalmente tuvo que empezar a ser expulsado. Creo que fue una necesidad, a la vez que una búsqueda luego de haber visto ese mundo de posibilidades.

¿Qué importancia tiene para ti el ser lector, y cómo ayuda o influye en tu escritura?

Para escribir creo que es vital. De alguna manera, es como un estudio. Puedes leer teoría literaria, pero también hay que leer la materialización de todo ello, la poesía misma. En ese sentido, y creo que como muchxs, leo más de lo que escribo. Y en esa lectura, intento encontrar un equilibrio entre placer y estudio, ya que es inevitable leer a la vez que analizo los poemas. La lectura ayuda, por supuesto, es materia y nuevas ideas o estilos para escribir, y de todo lo que se lee van quedando marcas en la evolución de los poemas y de la técnica. Por otro lado, y si bien puede ser cliché, pero bueno, los clichés no nacen espontáneamente, son experiencias repetidas, la lectura, además de un placer y un estudio, es un escape y un viaje. Cada cierto tiempo releo los poemas que dejé marcados en los libros que más me han llamado la atención.

Bukowski tiene un hermoso poema titulado “El incendio de un sueño” en agradecimiento a una biblioteca de los Ángeles que se quemó en sus años de iniciación, ¿qué relación tienes con las bibliotecas?

La verdad, no muchas, no tuve durante el colegio y tampoco tenía una cercana durante la adolescencia. Luego, ya me hacía de mis propios libros o me conseguía otros prestados. En el barrio donde vivo, con ayuda de las editoriales independientes, se ha levantado una biblioteca abierta que está en la sede de la junta de vecinos. Pero no me ha tocado la suerte de ser usuario de bibliotecas. Mentiría si dijera que no me gustaría.

¿Corriges mucho tus textos? ¿Cuándo te das cuenta que un poema está listo o puede ser leído por otros?

La verdad es que sí, por lo general. Les doy hartas vueltas. Cuando son parte de un proyecto, estudio, investigo, espero un tiempo y luego vuelvo a corregirlos con teoría y práctica que a mi juicio se relacionaba con la forma y el fondo de lo que había escrito. También los dejo descansar, tanto poemas sueltos como proyectos, una vez corregidos en su primera etapa, los dejo descansar un tiempo para luego retomarlos y volver a corregirlos. No sé si un poema esté totalmente listo alguna vez ya que, si ahora tomara poemas escritos el 2018 y comenzara a estudiarlos, seguro encontraría cosas que corregir, con una mezcla de mayor madurez como también por la misma subjetividad de uno, el estilo va mutando, aunque sea en matices, a través del tiempo. Pero hay que decir en algún momento que está terminado. Lo considero así después de un tiempo, dos o tres correcciones, lecturas en voz alta para analizar el ritmo y, dentro de lo posible, autocriticando la intención y si hay una correlación entre la forma y el fondo del poema.

¿Cuál es el rol de la poesía en estos tiempos de demandas sociales?

Es algo a lo que le he dado hartas vueltas. Creo que toda arte u oficio tiene algo que decir y aportar en tiempos de lucha, en general, todo grupo humano. Pero creo que lo más importante es que sea con humildad, sin creer que la poesía tiene un rol principal ni nada por el estilo. Si se hacen lecturas o intervenciones, que sea donde está la gente dando cara y no en lugares alejados donde solo irán poetas a escuchar poetas y a aplaudirse entre poetas. Creo que la poesía, al ser de alguna manera, otro lenguaje y otra forma de decir las cosas, nos puede dar pausas al momento de recibir los mensajes, como también otras maneras de ver, sentir y entender el ambiente. Así como la poesía transforma el lenguaje y los significados instantáneos de las palabras, el lenguaje puede aportar a transformar la realidad. Pero esto lo digo como una reflexión más interna. Insisto en que de participar desde su trinchera, tiene que ser justamente rompiendo su trinchera y el muro que se ha levantado por mucho tiempo y que la ha alejado de la gente. Que esté junto a las comparsas, junto a las intervenciones teatrales, junto a la música, como un arte más, en las calles, aportando arte y resistencia junto a las personas que están (estamos) entregando las energías en la calle.

¿Qué libros, que música o que películas recomendarías para estos tiempos que estamos viviendo?

Se me confunde el “estos tiempos” entre la revuelta social y el encierro por el covid. Respecto a la revuelta, claro, hay mucho que podría ponerse a disposición para leer, escuchar o ver. No sé si recomendaría algo en particular, habiendo tanto que de distintas formas puede llegar a las personas o aportar en su autoformación. Pero si tuviera que decir algo, para aumentar la rabia de cómo está de mal esta cosa, recomendaría libros sobre los fraudes y casos de corrupción como La máquina para defraudar, que en parte muestra cómo las familias y los apellidos de siempre, Piñera entre ellos, han robado a este país desde la dictadura en adelante. Podría ser también a Erich Fromm y su análisis de la Patología de la normalidad. Plantea una teoría simple, pero no por eso poco profunda, sobre la enfermedad de esta sociedad capitalista, la que finalmente es normalizada y apagada en sus síntomas por el mismo sistema que la crea. También recomendaría Los Fusileros, de Cristóbal Peña, para alimentar el espíritu combativo. Ahora bien, si nos acercamos más a lo que es la literatura, y para no dar tanto la lata, recomendaría leer, también es un tiempo en el que es necesario encontrar placer en cosas que antes tenían a la gente hipnotizada. Volver al placer de leer. Ya sea una novela, poesía, etc, recomendaría a autores y autoras más jóvenes, Paulina Flores, Victoria Ramírez, Mariana Camelio, Bruno Lloret, Diego Alfaro, por mencionar algunos. Creo que es importante dar espacio a su lectura. Es un periodo fuerte en lo emocional, también hay que darse el tiempo de relajo y no solo obsesionarse por aprender y autoformarse, también hay que cuidar la mente, ya que hartas energías quedan en las calles. En música, que cada persona escuche lo que quiera, pero temas de Subverso o de Anita Tijoux siempre vienen bien en estos tiempos.

¿Algún proyecto escritural del que nos quieras comentar?

Brevemente, podría hablar de Arritmia. El texto, está aún en proceso de corrección, pero narra como tema principal el ritmo, tanto el poético como el de una gran urbe y como  a través de imágenes y situaciones. Hay mucho que estudiar y trabajar en torno al ritmo en la poesía de verso libre. Hay mucho que podemos relacionar entre el ritmo de un poema, el reflejo del habla de una determinada época y cultura, y por lo mismo, con la velocidad que experimentamos en las ciudades. Velocidad que a veces pareciera rompernos o tenernos todo el tiempo en un estado de alerta ante un choque inminente. Hay que dar pausa a nuestros días, volver a mirar, a caminar con la cabeza arriba. Creo que la poesía tiene de eso, pausas.

 

¿Se  merece este mudo esta pandemia?

No creo que el mundo o la raza humana en su totalidad merezcan este sufrimiento. Además, sabemos que son los de siempre los que sufrirán las peores consecuencias del virus y de la crisis que este conllevará. Sabiendo todo lo social y político que hay por detrás y quienes se llevarán la peor parte en este proceso, sería irresponsable e irrespetuoso decir que hay un merecimiento en todo esto que está pasando. Espero que pase pronto, espero que podamos estar luego en las calles. La lucha sigue.

Muchas gracias, Hernán.

Por Andrés Torres Meza

 


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