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01/08/23 Compartir:

Recomendado Alberto Blest Gana y El loco Estero: Entre la macro historia nacional y la nostalgia personal. Ediciones Biblioteca Nacional.

Alberto Blest Gana es, sin duda, el más representativo autor de la novela realista chilena, dentro del contexto de la generación romántica del siglo XIX.

 

Nace el 4 de mayo de 1830 en Santiago de Chile y en su múltiple existencia se entrega a la vida militar, la docencia universitaria, la creación literaria —que es justamente por la que más se le valora y ha quedado como un bastión fundamental y fundador de esta, sobre todo en el plano narrativo— y la actividad diplomática. Es esta última la que lo lleva a vivir lejos de nuestra tierra, desde 1866 hasta 1920, año en que muere, en París, el 9 de noviembre. En sus noventa años de vida, de los que pasó más de la mitad “trasplantado,” como en su novela homónima, a pesar de la distancia, su obra abarca un periodo importantísimo de la historia chilena, cuando el país se consolidaba como nación inde- pendiente, a través de luchas internas y guerras contra los estados confinantes, y la estructuración y formación intelectual de la naciente República. En este periodo se funda la Universidad de

Chile, cuyo primer director fue otro hombre de formación humanista a la manera de los escritores filósofos franceses, como Voltaire, Rousseau y Diderot, el venezolano Andrés Bello, y, también, aportan a la consolidación cultural, identitaria y republicana del país figuras de la importancia intelectual de Sarmiento, Alberdi o Mitre, exiliados argentinos de la dictadura de Rosas.

 

En este florecimiento cultural inaugural del ethos chileno, nadie como Alberto Blest Gana narra la novela de Chile auroral, con la pasión romántico-realista, en la que se destacan no sólo aconteceres históricos, sino también todo un friso costumbrista, de color local, avatares, y hechos políticos y sociológicos que dieron forma a los espacios tanto rurales como urbanos del naciente Chile moderno: de estos aspectos de la vida chilena, dan cuenta novelas escritas al alero textual de Honoré de Balzac, en su Comedia humana, como Durante la reconquista y, sobre todo, Martín Rivas, quizá la novela chilena con más ediciones en la historia bibliográfica del país, y estudiada en la educación media y superior chilenas hasta hoy. Los acontecimientos políticos entran decididamente para marcar el tiempo de la novela, como en el caso de la más notable de su producción, “Martín Rivas”, donde en el marco costumbrista y político del Chile de la época,

tampoco descuida la creación y la descripción de personajes notables y señeros, como el mismo protagonista de la obra, Martín, que a pesar de ser un espejo de cierto arribismo de clase de la época, nunca llega a ser un estereotipo.

 

Como diplomático y “hombre de mundo”, desde París, Blest Gana asiste a tantos acontecimientos de relevancia mundial. En su atalaya parisina es testigo de sucesos y acontecimientos internacionales: la Comuna, el segundo Imperio, con Napoleón III, la guerra franco-prusiana y la Primera Guerra Mundial. Pero la materia de su obra siempre fue Chile, tanto en su macro como micro historia, sobre todo, en su afán por escudriñar, fijar, estudiar y dar vida palpable al Chile de su época. El escritor, por sobre el diplomático, se aboca permanentemente, en el ámbito histórico y social, en lo chileno, tanto dentro y fuera de las fronteras de nuestro país. En París, también, en sus últimos años de vida, y quizá por única vez con tanta intensidad y nostalgia, da vida al “Loco Estero” el personaje principal de su novela homónima, basada en un episodio que él mismo presenció en su infancia y lleva a las páginas del libro con una nitidez impresionante, en esta obra que no solo es una remembranza crepuscular, porque en ella integra temas y tópicos que ya había incorporado en su producción literaria anterior, como la avaricia y el engaño, la fidelidad y el honor, la apariencia y la verdad. Dice de este texto crepuscular, pero muy lúcido, Hernán Díaz Arrieta (Alone) en el prólogo a la primera edición: “He aquí un verdadero prodigio. Hacía sesenta años que el novelista había presenciado los sucesos. Nunca le había gustado el género confidencial

ni hecho intervenir su persona en sus novelas, aunque en el fondo lo deseaba. Hacía cincuenta y tantos que habitaba lejos del suelo natal donde se desarrollaron. Ahora viejo, casi octogenario, radicado en París, va a darse el gusto de mostrar sus recuerdos de Chile, distante no solo en el espacio sino en el tiempo — Los hechos que recordará ocurrieron cuando él contaba con nueve años. Y sin embargo, ¡qué exactitud en su memoria, cuanta graciosa agilidad! Con esta novela inusual y nostálgica, pero de esa nostalgia lúcida que da el tiempo y la distancia, ya una vez construido ese inmenso monumento que cuenta Chile a la manera de un Balzac o un Sthendal, Ediciones Biblioteca Nacional da inicio a su colección “Diplomacia y Letras”. Con el fundador indudable de la novela moderna chilena que inaugura en un tiempo también inaugural de la nación, con este personaje que vive encerrado como un loco por la codicia de los otros y gracias a la generosidad y honradez del “ñato Díaz”, termina liberado y lúcido, con la lucidez de su creador y su novela, sin duda, más íntima y personal.

 

Alberto Blest Gana hizo en su Comedia humana de Chile un país que entra a un universo literario cada vez más universal. Con su Historia y sus historias, con sus volantines surcando los cielos azules de las fiestas de septiembre, con personajes provenientes de la “fronda aristocrática”, como del pueblo aterido. Con la urbe y el campo. Con toda nuestra identidad naciente que se consolida en el Centenario y se abre ahora a esta turbulenta posmodernidad que vivimos con más incertidumbres que certezas, tanto a un nivel nacional como globalizado.

 


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